24 febrero 2016

Nuestra boda- Puesta a punto y preparación

¡Hola!
Lo prometido es deuda, y por fin os voy a contar todo lo relacionado con nuestra boda. Espero no enrollarme mucho, pero quiero enseñaros lo máximo posible y compartir con vosotros todo. 
Primero voy a empezar por lo anterior a la boda, que para nosotros fueron casi 12 meses de preparativos, en los que disfrutamos enormemente y nos lo pasamos pipa.
Evidentemente se puede organizar una boda en pocos meses, pero nosotros lo hicimos con tiempo, sobretodo porque queríamos que fuera en Junio, y Alejandro me pidió matrimonio el Junio anterior, así que no había otra opción ;) 
Os cuento paso a paso lo que fuimos eligiendo y cerrando:
El lugar: Tenemos la suerte de que mi familia tiene una finca privada preciosa bastante cerca de Madrid, a la que vamos muy a menudo  y en la que hemos vivido momentos inolvidables. Yo he pasado gran parte de mi infancia criándome en el campo, los caballos y los animales son parte de mi vida y el sentimiento de libertad que me da la naturaleza no lo siento en ningún otro lugar. Alejandro también ha disfrutado mucho ahí desde que nos conocimos, así que el sitio lo tuvimos claro desde el principio. 
La iglesia: Lo siguiente fue encontrar una iglesia cercana. Miramos varias en los pueblos de al rededor, pero la que más nos gustó fue la de Belmonte de Tajo. Es una iglesia en lo alto de la plaza del pueblo, con un patio precioso y sin coches cerca. Para mi era muy importante que tuviera una zona donde esperar sin ningún peligro para los invitados, o incluso con algún banquito para sentarse, y esta iglesia lo tenía. 
Por dentro es de piedra muy clarita, por lo que tiene una luz increíble y a la vez es muy acogedora. Nos enamoramos en cuanto la vimos y pegaba mucho con nosotros.
Además, en ese pueblo no hay apenas gente joven. Solamente había una boda en 2015 y era en Agosto, así que pudimos elegir fecha: el 13 de Junio.
Luego eso hizo que fuera el evento del año para la zona y que a la ceremonia no solo asistieran nuestros invitados, sino que vino todo el pueblo y los de al rededor, jejeje, pero fue muy divertido.
Una vez elegida la fecha, tocaba ponernos manos a la obra con la decoración, vestido, listas de invitados, etc... 
Por una parte, lo de casarte en tu propia casa es una ventaja enorme. No te imponen nada, puedes decorarlo todo como quieras y estás con tu gente todo el rato. Pero a la vez, está el inconveniente de que tienes que elegirlo TODO, controlarlo todo y estar detrás de cada detalle, porque no hay nadie que lo haga por ti. Por ese motivo y para evitar volvernos locos, decidimos contar con la ayuda de A-Típica. Mi hermano se había casado en el mismo sitio unos años antes, y ellas lo organizaron todo de maravilla, así que quisimos contar con su ayuda una vez más para que repitieran el trabajo adaptado a nosotros. Pero de la decoración y del resultado ya os hablaré más adelante ;)

El vestido y complementos: al principio reconozco que tuve un poco de cacao mental. Tenía muy claro lo que NO quería, pero me daba la sensación de que no había nada que sí que quisiera. Veía revistas y millones de fotos de trajes de novia y no me gustaba nada de nada. Es más, todo me horrorizaba... Aún así, sabía que tenía que ir a probarme cosas, aunque no fueran de mi estilo y aunque pensara que me iban a quedar fatal, pero luego te sorprendes mucho. Primero fui a probarme trajes hechos (Pronovias, Rosa Clará, Basaldúa, Laure de Sagazan, etc...). Es algo que recomiendo mucho porque, aunque tú creas que un vestido o un corte te favorece, los trajes en color blanco cambian totalmente. Yo, por ejemplo, no suelo llevar escote en la espalda, prefiero llevarlo por delante porque tengo poco pecho, pero el color blanco queda mejor más cerca de la cara para que te de más luz. Sobretodo si tu piel es muy clarita, como la mía. También te sirve para ver tipos de telas, de caídas, opciones de mangas que favorezcan a tu brazo... Es un mundo y aprendí mucho de cada visita. 
Una vez empecé a tener las ideas claras, quise buscar a una buena modista que me hiciera bien lo que yo había ido viendo. Visité a artistas como Navascués o Lorenzo Caprile que me proponían cosas preciosas, pero no terminaba de verme "yo" del todo. Hasta que visité a Teresa Palazuelo. La conexión y el entendimiento fue mutuo desde el primer momento. El equipo formado por la dulzura de Rocío y la profesionalidad de Teresa captó enseguida mi estilo, se adaptó perfectamente a mis gustos y supo crear el vestido de mis sueños. Hoy, más de 8 meses después de la boda, sigo enamorada del resultado. 
Al ser una boda en el campo, yo no quería que fuera de un blanco radiante ni que la tela de la falda fuera muy sensible por si se enganchaba con alguna ramita, pero ellas lo hicieron perfecto. El vestido estaba compuesto de dos partes. La parte de arriba era un cuerpo formado por un gipure suizo rebordeado con hilo de lino natural para dar variedad de tono y algo más de relieve. Mientras que la falda estaba formada por varias capas de organza, gasa y georgette para conseguir el mismo color que el cuerpo y el vuelo suficiente para una falda de novia.
Las mangas llagaban al codo y tenían el mismo bordado del cuerpo, pero con gasa por encima que dejaba asomarse el bordado.
Como velo llevé una mantilla en color blanco crudo que compró mi padre hace años y sujeta con una tiara antigua del revés a modo de broche. Acompañado de los pendientes que me regaló Alejandro en la pedida y el anillo de compromiso.
El resultado final es un vestido de corte romántico, muy vaporoso y juvenil, justo lo que yo quería.
De hecho, nos gustó tanto el resultado que mis hermanas pequeñas y mi madre también fueron vestidas por Teresa Palazuelo. El de mi hermana Ana era un vestido verde precioso con un hombro al aire. Le favorecía muchísimo y no podía estar más guapa. Por otro lado Laura, al ser diseñadora ella misma, colaboró en el diseño con la preciosa tela de rayas horizontales que le ofreció Teresa. El resultado fue un impresionante vestido sexy a la vez que elegante que le quedaba espectacular.
Mi madre se hizo una falda increíble y un cuerpo gris con chaquetita de tul preciosa y muy ligera. ¡Qué guapas iban las tres!

Peluquería: en este caso, si que lo tenía bastante claro. En mi día a día suelo llevar el pelo suelto, pero las novias con pelo suelto no me terminan de gustar del todo porque lo veo más informal. Por otro lado, envidio a las chicas que les queda bien el pelo recogido, los moños o las coletas pegadas, pero a mi me quedan fatal. Así que, cuando me recojo el pelo, me suelo hacer una trenza algo suelta, con la que me veo más favorecida. Esa fue mi elección. 
Para el peinado, varias personas me habían recomendado a Gemma Ledesma, me hice una prueba con ella y me encantó.
Elegimos una trenza de raíz muy favorecedora (o eso creo :) ), en la que apoyaba la tiara que sujetaba el velo. La hicimos de raíz para que, una vez terminado el cocktail en la boda, pudiera soltarme parte del peinado y llevar el pelo suelto a media cabeza (peinado favorito de Alejandro). De esa manera, yo iba a estar mucho más cómoda, me iba a ver más "yo" y, sobretodo, no se me iba a despeinar la trenza. Siempre, por muy bien que esté hecho el peinado, la gente te abraza, bailas, son muchas horas, etc, y te acabas despeinando sí o sí, y yo no quería verme despeinada al final de la noche. 
Maquillaje: en cuanto al maquillaje, me pasaba un poco lo mismo. Yo no me maquillo a diario, y cuando salgo simplemente me pongo rímel y colorete, por lo que teníamos que conseguir un maquillaje muy suave y que resaltara mis ojos azules. Fue Gemma la que también me maquilló y consiguió un resultado perfecto, que me aguantó toda la noche y con el que me veía muy natural y guapa :) 
Zapatos: desde que Olivia Palermo llevó los famosos zapatos azules en su boda, se ha puesto de moda llevar el calzado de otro color. Yo jamás me casaría con un tipo de vestido o peinado que estuviera de moda en ese momento, ya que al cabo de los años pensaría: ¿de qué iba disfrazada? Pero reconozco que en este caso, es algo que me pareció muy buena idea. El vestido de tu boda no te lo vuelves a poner, pero a mi me pareció genial poder llevar mis zapatos de boda en alguna otra ocasión especial y recordar ese momento. Por eso decidí ir a Lamarca a hacérmelos a medida y adaptados totalmente a mi pie. Yo tengo el pie muy fino y con mucho empeine, algo que me trae problemas siempre con los tacones. No tengo ninguno que me parezca cómodo, ¡y he probado de todo tipo! (si a alguien también le pasa, que me diga sitios donde comprar!). En Lamarca te hacen la horma totalmente para ti, te ponen almohadillas donde haga falta y te lo amoldan 100%. 
Mi elección fueron unos stilettos de 7.5cm de altura. Al principio pensaba que era un tacón bajo, pero es mejor que andes bien y aguantes toda la noche, a que vayas 3cm más alta.
Opté por un color verde azulado porque eran los tonos que me gustaban para mi ramo y para el resto de las flores de la decoración. Quedaron preciosos y aguanté con ellos toda la noche. De hecho, me compré unas alpargatas de novia preciosas en Castañer con cuña para cambiarme después, y no me hicieron falta. Ahora tengo los dos pares de zapatos para usar cuando quiera :) 
Traje Alejandro: aunque dicen que el novio pasa a un segundo plano en las bodas, yo siempre digo lo siguiente: si no hay novio, no hay boda, así que tienen la misma importancia :) . Para ese día, Alejandro se hizo el chaqué en Knack Men, con un chaleco color blanco-amarillento a juego con mi vestido y corbata verde a juego con el de su madre. ¡Iba guapísimo! 
Escogió unos zapatos de cordones negros, el reloj IWC que le regalé por la pedida y unos gemelos de su abuelo (que evidentemente después de la cena se cambió por unos personalizados de b4living que le hicimos ;) ).
Así es cómo íbamos vestidos los dos en el día más importante de nuestras vidas.
En el siguiente post os hablaré de toda la decoración, ceremonia, invitaciones, cena y fiesta.
¡Espero que os haya gustado!
P.D: Todas las fotos son de Liven Photography, que os hablaré de ellos en el siguiente post, y de los motivos que nos llevaron a elegirles. ¡Realizaron un trabajo increíble! Tanto es así que soy incapaz de elegir mis fotos preferidas... ¡Siento el bombardeo!
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16 febrero 2016

La Bomba bistrot

¡Hola!
Menudo frío está haciendo estos días, ¿verdad? Sólo apetece quedarse en casa para no salir volando por este viento... O ir a comer y cenar a sitios calentitos y acogedores.
Este es el caso del restaurante que os traigo hoy. No es nuevo ni excesivamente moderno, pero se come fenomenal y es muy agradable.
Se trata de La Bomba bistrot, el hermano pequeño de La Bomba Rice bar, abierto en 2012 y cuya especialidad eran los arroces. Tras el éxito de este primero, su dueño (un conocido bloguero francés) decidió aventurarse abriendo un segundo local. En este caso, el arroz pasa a un segundo plano, dando protagonismo a otros platos de gran calidad.
El local es bastante espacioso y se compone de dos plantas, ambas con mucha luz. Haciendo referencia a su nombre, recuerda a un bistrot francés, con decoración sencilla y agradable. Como en los locales parisinos, ambas salas cuentan con grandes espejos en los que escriben el nombre de los platos y aperitivos para darle un toque moderno.
Además tienen una terraza que está abierta todo el año gracias a su buena climatización.
Nosotros cenamos en la planta de abajo. Es un espacio más pequeño que el de arriba y en el que caben unas 20 personas. Éramos 6, nuestra mesa era redonda y el espacio muy tranquilo.
En cuanto a la comida, cuentan con una carta muy bien estructurada, con un poco de todo y con muy buena materia prima. Su ensaladilla rusa es conocida en toda la ciudad por lo buena que está, así que nosotros no dudamos en probarla, ¡buenísima!

Además de eso, elegimos las alcachofas fritas con yema de huevo y las croquetas melosas de primero.
Para los segundos, nos animamos con platos como el tratar de atún, el pichón de Mont Royal a la brasa, el rape negro o la merluza a la brasa. ¡Estaba todo muy rico! Las raciones son perfectas de cantidad y nos dejó espacio para compartir algún postre.

La verdad es que el sitio está fenomenal, es muy tranquilo y se come muy bien. Tanto es así, que nos encontramos con Zidane y su familia en una de las mesas ;)

Dirección: Pedro Muguruza, 5 (Tiene aparcacoches)

Tlf: 91 350 30 47

¡Espero que os guste!

P.D: ¡Hoy me voy a Paris! B4living está creciendo y tenemos que ir para un proyecto que estamos tramando. Os contaremos todo en Snapchat (b4living). 
Mientras tanto, si estás planeando un viaje a Paris, aquí puedes coger ideas: Cosas que ver en Paris.
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11 febrero 2016

Barra Atlántica

¡Hola!
Por fin es viernes, ¡qué rápido se me pasan las semanas! Esperemos que el fin de semana pase un poquito más despacio ;)
Hoy os voy a hablar de un restaurante que me cautivó desde que abrí la puerta de entrada. Es totalmente diferente a las últimas aperturas de la capital, quizás por eso es más especial y me llamó más la atención. Se trata de Barra Atlántica, y es una pequeña (muy pequeña) taberna moderna de los creadores de Abastos 2.0.
Estuvieron en 2014 en The Table by haciendo el ensayo general de lo que iba a ser su próxima apertura y, fue un exitazo. Abierto desde diciembre de 2015, ya son todas las noches las que este local se llena.
Nuestra visita era un poco a ciegas, una amiga había reservado ahí, fue una cena muy improvisada y no me dio tiempo a informarme a dónde íbamos. Lo primero que me llamó la atención de este pequeño espacio en Chueca fue lo lleno que estaba. La gente que no conseguía encontrar un hueco para cenar, se quedaba de pie tomando alguna bebida, simplemente por estar ahí. Las mesas para cenar son solamente dos: una baja corrida donde caben aproximadamente 14 personas, y una barra alta; las cuales funcionan por el sistema de turnos y desde donde se aprecia la barra donde preparan los platos.
Nosotros teníamos reserva en la mesa baja, y al principio nos pareció un poco incómodo el hecho de estar tan cerca de los de al lado, pero con la gente hablando, nadie se mete en tu conversación y no nos sentimos nada intimidados.
En cuanto nos sentamos, vino un simpatiquísimo camarero francés a explicarnos de qué se trataba la comida. Consiste en un menú cerrado de 25€ por persona que trae lo mejor de lo mejor en cuanto a pescado y marisco, y que varía en función del producto disponible diariamente.
Primero te traen un aperitivo para dos personas. Se trata de una combinación de moluscos: navajas al natural con un toque cítrico, berberechos con lima y mejillones con guacamole. A continuación sirven lo que ellos llaman "peixes nus", que se trata de una versión de tiradito del pescado del día, aderezado con ralladura de lima, jalapeño y pimiento. ¡Sabrosísimo! 
Seguimos con mi plato favorito: una original empanada de pescado compuesta por dos obleas de masa crujiente con una merluza con cocción perfecta entre medias. Increiblemente increíble el sabor y un plato muy sorprendente. 

Para terminar, sirven el pescado del día. En nuestro caso fue el jurel a la plancha (jamás lo había probado) aderezado con un escabeche, crema de cacahuete e hinojo. Buenísimo también.
Además, fuera del menú ofrecen otros productos de mar como zamburiñas, berberechos o almejas. Nosotros no nos pudimos resistir a las zamburiñas, que estaban exquisitas. 
De postre con el menú venían unos gajos de manzana cocinada al vacío con un almíbar y acompañada de un toque de hierbabuena. Como nos quedamos con ganas de más, pedimos unas cañas rellenas de crema y estaban riquísimas.
Al acabar nuestro turno y tener que sentar a los siguientes, muy amablemente nos ofrecieron bajar a terminarnos la botella de vino a una sala que tienen para catas y reuniones. Allí estuvimos tranquilamente un buen rato terminando nuestra cena. Pasamos una velado muy agradable donde comimos fenomenal.
Sin duda es un sitio a tener en cuenta para cenas especiales porque probar esos productos cocinados de esa manera merece mucho la pena. 
Os lo recomiendo enormemente, pero no os olvidéis de reservar con antelación.

Dirección: C/ Gravina, 17
Tlf: 619 15 57 94

¡Espero que os guste!
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09 febrero 2016

Viaje a Texas. Parte 3- Tennessee

¡Hola! Como ya os comenté, he dejado mi parte favorita del Viaje a Texas&Tennessee, para el final.

Quizás os parezca raro si os digo que esta ciudad se convirtió hace unos años en  el destino de mis sueños, pero os cuento porqué. 
Cuando tenía unos 18-20 años, mi hermano mayor me empezó a enseñar música country, diferentes cantantes, diferentes tipos... Y empezó a picarme el gusanillo, pero como es algo muy poco común en nuestro país, nadie de mi entorno escuchaba esta música y no podía compartir mis gustos con mis amigos, así que este hobbie se quedó un poco apartado.
Con 23, cuando conocí a mi marido, dio la casualidad de que su padre y su familia en general eran fans de este tipo de música. En su casa sólo se escuchaba música country, y yo aluciné. A partir de ahí, mi suegro y yo empezamos a intercambiar canciones, CDs, cantantes... Hasta el punto que moría por ir a la cuna del country para poder vivirlo en directo y disfrutar de un concierto.
Este viaje era la oportunidad perfecta y, aunque Nashville no está en Texas, teníamos que ir. Cogimos un avión, y ahí nos plantamos, con entradas para el Grand Ole Opry, el concierto de country más famoso del mundo (os podéis imaginar mis nervios...).
Nashville es una ciudad curiosa. Por una parte se hace llamar la Ciudad de la Música y hay infinidad de bares, museos, restaurantes y actividades dedicadas a ello. Por otro lado, la arquitectura neoclásica predomina por toda la ciudad con impresionantes edificios de este estilo; y la naturaleza con enormes parques y lagos rodean la ciudad. 
Cosas que ver en Nashville:

- Casa de Andrew Jackson: lo primero que hicimos fue ir a la casa del antiguo presidente, que vivió allí. Se llama The Hermitage y es preciosa. Ayuda a entender cómo vivían en esa época y permite pasear por el enorme jardín rodeándote de un poco de historia.
- Johnny Cash Museum: está en la calle principal de bares y es un maravilloso recorrido por la vida y obra de este cantante. Hay fotos, vídeos, canciones, instrumentos e incluso vestimenta que lucía él y merece la pena. Si queréis saber un poco más de Jonnhy Cash, os recomiendo la película en la que Joaquin Phoenix interpreta su biografía: En la cuerda floja.
- Grand Ole Opry:  es el espectáculo que hizo famosa a la música country y el que ha ayudado a muchos cantantes a darse a conocer. Hoy en día, tras más de 90 años de shows, es una experiencia única asistir a uno de sus conciertos. La noche que fuimos nosotros coincidía con el primer aniversario de la muerte de Jimmy Dickens, por lo que todos los artistas (cantan unos 10 por día) le hicieron un pequeño homenaje muy emotivo. 
Para sorpresa de todos (mía mucho más), cuando el concierto ya estaba terminando, apareció mi cantante favorito, Brad Paisley. No estaba previsto que actuara esa noche pero no se quería quedar sin hacer su homenaje a Little Jimmy (como él le llamaba). Fue increíble verle cantar en directo y el público enloqueció por completo. Yo incluso me puse a llorar como si de una quinceañera viendo a Justin Bieber se tratara, pero fue un sueño cumplido de manera totalmente inesperada, ¡qué felicidad!
- Radnor Lake State Park: como en EEUU no es muy común andar por las calles, la gente va a los parques a practicar deportes o a dar un paseo. Tennessee tiene una naturaleza maravillosa, y prueba de ello es este increíble lago a las afueras de la ciudad. Nosotros dimos un paseo rodeándolo entero y vimos ciervos, ardillas y patos en su hábitat natural, ¡fue precioso!.
Otro parque que también merece la pena es Centennial Park.
Casualidades de la vida, paseando por este lago conocimos a una pareja de españoles que vivía en Nashville. Nos hablaron muy bien de una pequeña ciudad muy cerquita de ahí. Se llamaba Franklin y fuimos directos.
Es una ciudad preciosa y con muchísimo encanto. Lo más conocido es su calle principal, la cual está repleta de tiendecitas ideales como Anthropologie, Savory Spice Shop o JJ Ashley´s y es muy agradable para pasear. Nosotros incluso entramos en una iglesia católica para ir a misa, y fue una increíble experiencia.
Pero sin duda, lo que más nos gustó fue el restaurantes que nos recomendaron los españoles: Puckett´s Gro. No sabría si describirlo como cutre o auténtico, pero la experiencia fue muy grata y merece la pena conocerlo. Sólo deciros que de postre pedimos un clásico brownie, y nos trajeron una sartén con tarta de chocolate, mil bolas de helado, nata, caramelo, palomitas y...... ¡BACON! Nuestra cara debió ser un poema cuando la camarera nos lo trajo, pero estaba exquisito (excepto el bacon, que quedó en la sartén..)
Dónde dormir en Nashville:

Nosotros nos alojamos en el Renaissance Hotel. Está muy bien situado, muy moderno y cómodo.

Dónde comer/cenar en Nashville:

La calle principal se llama Broadway St. Está llena de restaurantes y bares súper animados donde tocan música en directo. Hay que ir pronto porque cuando empiezan a tocar sirven menos comida. Los que más nos gustaron fueron: Acme Feed&Seed, Honky Tonk Central y Merchants. En Butchertown Hall sirven la mejor hamburguesa de Nashville, el sitio es muy chulo y está muy de moda, pero no se encuentra en la zona del centro.
Esto es lo que nos dio tiempo a nosotros a ver en los dos días que estuvimos, pero hay mucho más y vivir la cultura de la música es increíble.

Aquí se acaban mis posts sobre este maravilloso viaje. Espero que os haya gustado el tour y que os animéis a ir si no conocéis esa zona, yo volvería mil veces. ¿Alguna recomendación para la próxima vez que vaya? ;)

P.D: Aquí podéis ver el primer post, sobre Houston; y aquí la parte dos, sobre Austin y Galveston.

Más fotos desde el móvil: (siento el bombardeo de fotos, pero quería enseñaros lo máximo posible)
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02 febrero 2016

Viaje a Texas. Parte 2

¡Hola! Ya hemos superado la cuesta de Enero, y uno de mis propósitos para este nuevo año es escribir más en el blog. Tengo algún post acumulado, pero os debo esta segunda parte, ya que la primera gustó mucho :) 
Como ya os conté, estábamos instalados en Houston, pero nos movimos por los alrededores bastante. Esto fue lo que visitamos:

Austin: está a unas 2 horas y media de Houston en coche. Teníamos la opción de elegir entre Austin y San Antonio, que están a la misma distancia más o menos. En Austin anunciaban mejor tiempo, así que nos decidimos por este precioso destino.
Es una ciudad universitaria y muy animada, por lo que hay mucho que hacer:

Cosas que hacer en Austin:

- Subir al Mount Bonell: es increíble las vistas que hay desde arriba. Además se puede pasear bastante por allí. Si vais con un buen día, no dejéis de ir a verlo. El atardecer aquí debe ser precioso también. 
- Visitar la University of Texas: es bonito pasear por el campus de enormes dimensiones. Merece mucho la pena ver el edificio principal, la torre y la fuente. 
- Ver museos: el Memorial Museum y el Bullock Texas State History Museum están cerca de la universidad. El Bullock es muy interesante para aprender la historia de Texas, ¡nos lo pasamos pipa!
- Visitar el State Capitol: muy bonito para hacer fotos y entrar a verlo.
- Ir a la 6th Street a media tarde o de noche: es una visita obligatoria ya que es una de las calles de la música de EEUU. En cada bajo de una casa tienen un salón con actuaciones en directo. Predomina el country, pero hay para todos los gustos y géneros.
Dónde comer en Austin:

Nosotros sólo estuvimos un día, así que solamente tengo dos sitios para recomendados:

The Driskill: es un hotel bastante lujoso que tenéis que entrar simplemente para verlo. El restaurante del hotel no es barato, pero tiene en la planta de calle una pastelería que se llama 1886 cafe & bakery y es ideal para desayunos o meriendas. También tienen ahí mismo un bar donde ofrecen pasta, sandwiches, sopas, etc... ¡Todo buenísimo!
Swift's Attic: para una comida más americana, os recomiendo este auténtico restaurante. El local es muy chulo y sirven desde brunchs, hasta happy hours. Merece la pena ir a tomar algo ahí.
De todas formas, por la 6th Street y calles perpendiculares hay un montón de sitios con buena pinta para comer.

Cómo moverse:

Como en la mayoría de EEUU, lo recomendable es tener un coche, sobretodo para ir a los parques y zonas alejadas. Una vez visitado eso, recomiendo aparcar por la 6th Ave. e ir caminando al resto de lugares, que es un paseo agradable y las distancias no son largas.

Galveston: 

Es una pequeña ciudad pesquera a 80km al sur de Houston. Me recordó mucho a Santa Mónica por su extenso paseo marítimo, con parque de atracciones incluído, y su preciosa puesta de sol.
Si estáis por la zona, merece la pena ir a conocerla.
Nosotros fuimos aquí en nuestro último día en Texas. No tuvimos mucha suerte con el tiempo, pero era la única oportunidad de conocerla.

Cosas que hacer:

- Pasear por la playa: hay dos opciones. La playa del este es en la que se reúne la gente joven. En ella dan conciertos, se permite beber alcohol y es donde se practican la mayoría de actividades acuáticas. Es la más grande y bonita pero está un poco apartada de todo lo demás.
La otra es la del paseo marítimo Seawall. Esta es más estrecha, pero se puede pasear, ir al parque de atracciones y comer pescado en alguno de los restaurantes del paseo.

- Visitar el Lone Star Flight Museum: es el museo de los aviones. La verdad es que yo no me considero fan de la aviación (me da bastante miedo volar, de hecho), pero es alucinante ver cómo volaban antiguamente y los aviones que fueron a la guerra. ¡Increíble!
- Donde comer:

En Seawall Boulevard hay muchos sitios para comer. Nosotros fuimos a Gaido's por una recomendación. Es un restaurante clásico, típico de la película de Forrest Gump (también tenéis ahí al lado un Bubba Gump como el que sale en la película ;) ) y donde se come un pescado muy rico. Lo mejor, sin duda, su pecan pie, aún la recuerdo...

Fueron unas excursiones preciosas y todavía me queda la parte de Tennessee, que fue mi favorita. Dejo lo mejor para el final ;)
Espero que os haya gustado esta segunda parte y pronto os contaré la tercera y última.
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