Tenía muchísima intriga y ganas de asistir a una cena clandestina, tipo de evento que se está poniendo muy de moda esta temporada. Por fin, Top Secret Madrid organizó una el viernes pasado.
No lo dudé ni un momento y reservé las plazas para asistir. No teníamos ni idea de lo que nos íbamos a encontrar, sólo esto:
Por fin llegó el día y nos dirigimos a la dirección. Una fachada de hierro oscura, sin ventanas, telefonillo que casi se caía a trozos... Llegamos a pensar que nos habían timado, lo confieso ;)
Por fin, una elegante camarera nos abrió las puertas y.........wow.
Al atravesar un pasillo oscuro llegamos a un precioso patio interior, que daba por fin al maravilloso espacio blanco y negro. Se trata de un antiguo taller de chapa reformado. A pesar de ser un local industrial, con ladrillo visto y aparentemente frío, su anfitrion y arquitecto, Eduardo Pérez Gómez, ha conseguido darle un aspecto muy cálido y acogedor, perfecto para esta cena otoñal.
Fuimos recibidos con una rica copa de vino, esperando a que llegaran los demás asistentes, en total, unos 60. Una vez estábamos todos, el aperitivo empezó a salir. Paquetitos de verdura con salsa de curry, croquetas... ¡qué rico todo!
Más tarde nos sentamos en las mesas, todas decoradas muy cuidadosamente. Sillas blancas alrededor de manteles negros, adornados con enormes hojas otoñales, castañas, piñas, velitas... y todo tipo de decoración de esta preciosa época del año.
Seguimos con la cena, ambientada con un hilo de música clásica que venía de un par de violas tocadas en directo. No se qué me gusto más, si la crema de calabaza con foie, la ensalada de queso de cabra, o el redondo de ternera sobre base de patatas y setas. ¡Estaba todo exquisito! Pero no acabó ahí, faltaba el fondant de castañas de postre... Mmmmm
Por si fuera poco, y para animar un poco más el cuerpo, un fantástico barman dio cursos de cocktelería, creando un auténtico espectáculo con fuego y todo tipo de ingredientes. Podéis pedirme que os prepare un rico gin tonic, que aprendí bien ;)
De esta manera, entre copa y copa, conversación y conversación, nos dieron las tantas de la madrugada.
Sin duda Begoña y Ana, sus organizadoras, pusieron todo su empeño y cariño en esta cena clandestina. La primera de lo que va a ser una gran colección de experiencias Top Secret. Ojalá les siga yendo así de bien y hagan otra pronto, ¡porque fue un éxito! Ya tengo ganas de repetir. ¿En qué consistirá la próxima?
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¡Espero que os guste!
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