¡Hola!
¿Qué tal están siendo vuestras navidades? Las mías muy familiares y despidiendo el 2016 en Formigal esquiando y rodeados de un poco de nieve. Ahora ya hemos vuelto a la rutina con muchas ganas de ver lo que nos deparan los próximos meses e ilusionada por las cosas que vayan viniendo.
A vosotros os quiero desear un precioso 2017 y daros las gracias por acompañarme en mi 2016.
Espero que este año sea maravilloso y que se cumplan todos vuestros deseos y buenos propósitos :)
Y ya que he vuelto a la rutina, os traigo un restaurante que descubrí el otro día por casualidad.
Se llama Raro Rare y sí, es muy raro todo, pero "raro" del bueno.
Corresponde al mismo dueño de El Perro y La Galleta y, si no me equivoco, de Bar Galleta también, por lo que tiene el éxito asegurado.
Abrieron hace menos de un mes y estoy convencida de que les va a ir muy bien. Eso sí, hay que ir con la mentalidad abierta y dispuesto a dejarte sorprender.
El sitio es ideal, predomina la madera y las tapicerías color mostaza. La decoración es curiosa y no hay nada que no sea raro, pero han conseguido crear un perfecto equilibrio con todos los elementos, de manera que no queda ni recargado, ni demasiado extravagante.
En las paredes podemos encontrar bichos disecados, estribos, unicornios de peluche, apliques curiosos, cuadros originales etc... Nos pasamos toda la comida mirando los detalles y cada rincón nos sorprendía más.
No puede entrar nada en ese espacio si no es algo fuera de lo común. De hecho, a sus comensales también les definen como "raros", ya que en los baños diferencian el género poniendo "raros" y "raras". ¡Muy original!
En cuanto a la carta, ya os podéis hacer una idea de cómo es, ¿verdad? Pues sí, muy rara. Además cambia cada semana, por lo que seguro que se inventan cosas nuevas para no dejar de sorprender.
La semana pasada tenían platos como chofa (alcachofas confitadas con tratar de gambas), Stika (steak tartar con su yema), cevi (ceviche de corvina con piña y palomitas), merlupol (merluza con piel de pollo crujiente) o vegapica (falsos callos vegetarianos). En fin, un montón de mezclas curiosas pero que a nosotros nos encantaron.
Nos dejamos guiar por el apetito de ese momento y elegimos: las croquesalma (unas croquetas de yuca (sin bechamel) con salmón que estaban realmente espectaculares), el tiranotuna (tiradito de atún) y el Piba (tacos de carrilleras pibil).
Nos sorprendió mucho todo pero cada plato estaba buenísimo. Aunque los nombres fueran curiosos, el resultado merece la pena.
En cuanto a los postres, no tienen carta, pero cada semana hacen catas y van sacando postres diferentes. A nosotros nos tocó uno con helado de chocolate y "tierra" que estaba muy rico también.
El trato fue maravilloso y, encima, es Dog- friendly, por lo que Opry estuvo encantada con nosotros :)
Os animo a que vayáis a vivir esta experiencia "rara", seguro que os gusta.
Dirección: C/ Barceló, 5
P.D: Si vas, por favor pide las croquesalma y traémelas, muero por volver a tomarlas ;)
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