"Boho Bar es un ser vivo, un local que cambia y se adapta a cada momento del día, a cada persona, a cada estado de ánimo. Un espacio ecléctico, mágico, distendido, acogedor, colorido, natural. Un punto de encuentro alegre, sin formalismos y bohemio, donde los detalles marcan la diferencia"
Esta es la presentación de Boho Bar, un restaurante en Chueca que me llamó la atención a primera vista por su decoración bohemia. Sabéis que me encanta este estilo y, aunque sigue un poco la tendencia de los restaurantes de hoy en día, marca su propia diferencia con detalles que lo hacen especial y original.
Para sus dueños, amantes de los viajes y cuya idea de montar Boho Bar nació como un sueño, lo más importante es que en su local se respire un ambiente relajado y donde se pueda dejar volar el espíritu libre de cada uno.
Eso lo han conseguido integrando la naturaleza en todo el espacio.
Nada más entrar nos encontramos una mesa redonda para 8 comensales con una preciosa chimenea, donde el fuego es el protagonista para sentarse alrededor de él.
Posteriormente, una línea de árboles a modo de pequeño bosque interior acompañan a las mesas y separan ambas alturas del local, mientras que pequeñas macetas y detalles de todo tipo de culturas cuelgan de las paredes bajo un techo de caña.
Además de todo esto, lo que más me gustó fue la originalidad de los asientos que hay en la zona del fondo. ¡Son columpios! Me encantó la idea y son geniales para sentarte allí durante una cena con amigos.
También cuentan con un reservado con aires mediterráneos para reuniones más íntimas.
La verdad es que este sitio es como un pequeño oasis en un barrio tan caótico. Nosotros cuando entramos nos quedamos alucinados de lo tranquilo que era todo, a pesar de la cantidad de gente que había. Es una mezcla de texturas, colores y materiales perfecta para transportarte a otros lugares del mundo.
Desgraciadamente, no pudimos quedarnos a comer nada, sólo un refresco rápido, pero la persona que me lo recomendó, hizo mucho hincapié en lo rica que estaba la comida.
Como todo el restaurante, la carta también está basada en los diferentes países y en los viajes realizados por sus creadores. Tiene platos "típicos" como los huevos rotos o el salmorejo, pero otros más exóticos como los pinchos morunos, la black Angus burger o la Primavera Thai, que hacen despertar tus cinco sentidos.
La presentación de sus postres me parece de lo más original. ¿No apetece tomarse un brownie en una maceta o unas "croquetas" de Carrot Cake? ¡Es genial!
Por la noche el local se transforma en un sitio mágico bajo la luz de las velas y los árboles y el fuego se convierten en los protagonistas. Este es el momento perfecto para tomarse un cocktail o copa que se puede alargar hasta las 2 de la madrugada.
En resumen, un lugar increíble para desconectar durante un ratito. Íntimo por un lado, divertido por otro, pero ambos muy muy agradables.
Dirección: C/ Colmenares, 13
Tlf: 91 532 41 54
¡Espero que te guste!
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